El otro Bolsón

Para aquellos que les gusta leer y quieren conocer un poco más de El Bolsón ...
les ofrezco este artículo que salió publicado en la revista Aire Libre
en el mes de agosto.


El otro Bolsón

¿Qué es lo primero que uno piensa cuando escucha la palabra Bolsón? Rápidamente viene a la mente la idea de un lugar diferente, privilegiado por la naturaleza, con hippies y artesanos deambulando y donde todo parece ser posible. Un lugar mágico y natural con infinidad de leyendas.

El Bolsón más popular es aquel radiante y colorido destino, muy visitado en verano –sobre todo por jóvenes mochileros que se acercan a esta suerte de Meca de la Patagonia- con múltiples atractivos naturales y actividades para realizar. Sin embargo, esta localidad cordillerana también se destaca por la producción de lúpulo –y con ella la fabricación de cerveza artesanal-, flores secas, fruta fina y la elaboración de dulces y licores. En los alrededores de la pequeña ciudad –que ya cuenta con casi 35.000 habitantes- se esparcen las chacras con sus cultivos y árboles frutales, privilegiando la producción orgánica y en armonía con la tierra. Esos mismos productores suelen bajar con sus puestos ambulantes a la famosa feria regional a ofrecer las frutas y verduras recién sacadas de la huerta. Todos los martes, jueves, sábados y domingos –este día con menor actividad- más de 200 puestos de todo tipo y color se reúnen en la plaza principal para ofrecer todo tipo de artesanías.

Pero también existe un Bolsón que comienza a bajar el ritmo sensiblemente y se prepara para “pasar el invierno”. Entre tanto, el emblemático “Piltri” –tal el nombre cariñoso dado por los lugareños a su querida montaña- se pone de punta en blanco. Las flores del verano se han ido; los ocres, verdes y amarillos del otoño también se han marchado y, finalmente, el invierno ya ha llegado. La atmósfera se torna azulada y predominan enigmáticas nubes bajas que parecen descender en la quietud de la mañana para instalarse en el valle, sin embargo, cuando los primeros rayos del sol comienzan a entibiar el ambiente y derretir la helada, los cúmulos se elevan hasta esfumarse. A veces un etéreo manto de niebla cubre todo el valle hasta que decide marcharse y, finalmente, el telón se corre y surge el imponente Cerro Piltriquitrón –2260 msnm-. Esta inmensa pared de roca, que en lengua mapuche significa “colgado de las nubes”, es el custodio de este hermoso y estilizado valle. En verano es común ver pequeños puntos de colores flotando en el aire: son los amantes del parapente que encuentran aquí su propia Meca dadas las excelentes condiciones del cerro para practicar este deporte. También se realizan vuelos bautismo -en parapentes biplaza y con instructor- y dependiendo de cuán alto se llegue la vista se torna cada vez más impresionante. El paisaje semeja una maqueta gigante ideal para una clase magistral de geografía: debajo los valles y el pueblo con los ríos Quemquemtreu y Azul, al sur lago Puelo y el Cerro Tres Picos, al oeste la Cordillera de los Andes y al norte la ruta que lleva a Bariloche y las verdes chacras con sus cultivos.

La primera impresión al llegar al Bolsón en invierno es que está adormecido ya que esta localidad fuertemente ligada a la tierra merma su actividad en esta época del año para tener un merecido descanso luego de la intensa actividad vivida en el verano. Tal es la razón por la cual las culturas ligadas a la tierra –como la mapuche- celebran el año nuevo en invierno. Cada 24 de junio el pueblo mapuche celebra el comienzo de un nuevo ciclo, próspero en energías: el We xipantu en el que se elevan ruegos y agradecimientos a Antu (sol), fuente de vida y sabiduría. Para algunos, sólo el inicio del invierno, para otros nada menos que el fin de una fase y el comienzo de otra, fortaleciendo el lazo vital que existe entre el hombre y la tierra. Quizás sea difícil comprender esto, en especial si se está acostumbrado al año nuevo tradicional impuesto por el calendario gregoriano. Según estas culturas, del 21 al 25 de junio, la naturaleza modifica todos sus elementos y realiza profundos cambios en todos los seres vivos. En este marco, las fiestas son momentos rituales en los que los pueblos agradecen la fecundidad de la tierra a través de las cosechas que hacen posible su subsistencia. Y las celebraciones son el momento para llenarse de nuevas energías y prepararse a afrontar lo que viene. Y esto se siente en El Bolsón que, además de pasar el invierno y prepararse para la siguiente temporada, crece sobre sus raíces hondamente vinculadas al pueblo agrícola-ganadero de los orígenes.

Abrazo de montañas

El “gran bolso” que la caprichosa geografía ha formado en esta zona enmarcada por la Cordillera de los Andes y el imponente Cerro Piltriquitrón no dio otra opción más que bautizar a este fértil valle –a 340 msnm y serpenteado por los ríos Quemquemtreu y Azul- como El Bolsón. Ubicado prácticamente en el fin de la provincia de Río Negro, justo allí donde el imaginario –pero por momentos tangible- Paralelo 42 indica que la vecina provincia de Chubut comienza. Límites más aparentes que reales ya que, en la práctica, El Bolsón forma parte de la Comarca Andina del Paralelo 42 que alberga y protege entre sus montañas a las localidades de Lago Puelo –pegada al Parque Nacional y, de alguna manera, “la playa de Bolsón”-, El Manso, El Maitén, Cholila, El Hoyo y Epuyen.

Sus orígenes se remontan a una típica aldea de montaña, inmersa en un valle de origen glaciario, con hermosos bosques -de ciprés, lenga, coihue y radal-, ríos cristalinos, lagos azules, mágicas cascadas y praderas rodeadas de altas cumbres con nieves eternas. Tales condiciones brindan al lugar un microclima ideal que se disfruta en cada estación cromáticamente marcada. Días largos y soleados en verano; temperaturas agradables tanto en el colorido otoño como en la fresca y floral primavera y un invierno suavizado –aunque con abundantes precipitaciones-. El viento no es un habitué en la villa y las nevadas prefieren las cimas de los cerros circundantes brindando una hermosa escenografía. Sin embargo, a sólo 25 km en el Cerro Perito Moreno, se puede disfrutar plenamente de la nieve.

Este pintoresco parque de nieve cuenta también con algunas pistas que se extienden sobre una ladera cubierta de hermosos bosques de lenga y ñire convirtiéndolo en un lugar ideal para practicar esquí y, al mismo tiempo, estar en pleno contacto con la naturaleza. Si bien el Perito Moreno no cuenta con toda la infraestructura típica de un centro invernal grande, con paciencia y dispuesto a prescindir de algunas comodidades la experiencia puede ser muy divertida. Debido a que tres de los medios de elevación son de arrastre, la actividad depende sobremanera de la cantidad de nieve en la base. De lo contrario … esquís al hombro y ¡a buscar la nieve! Mientras algunos ven en esto un obstáculo otros encuentran desafío, aventura y hasta un cierto “gustito” extra.

La historia de este lugar está ligada al CAP- Club Andino Piltriquitrón, nacido en 1946 por iniciativa de dos amantes de la montaña Albretch Rudolph –inmigrante de Silesia llegado en 1935- y Rodolfo Venzano–. Éste último fue un polifacético médico que, entre otras cosas, confeccionó excelentes y precisos mapas de la región que luego fueron aprobados por el Instituto Geográfico Militar. Las actividades se iniciaron primero en el Cerro Piltriquitrón pero, a principios de los ’80, comenzaron a buscar un nuevo lugar ya que el Piltri presentaba algunos problemas climáticos. Con la ayuda de expertos de Bariloche optaron por trasladar las actividades al Cerro Perito Moreno ya que sus pistas miran al sureste y están más protegidas del viento.

Casi todo el refugio, de estilo rústico, es de madera y tiene capacidad para hospedar a 60 personas en cómodas y tibias habitaciones. Pero la calidez que este refugio emana no sólo proviene del gran hogar a leña que entibia el amplio salón principal sino de la gente que lo frecuenta y que genera ese clima entrañablemente familiar y distendido a la vez. Un lugar de encuentro donde la mayoría se conoce y en el cual es posible degustar sabrosas comidas caseras y deleitarse con un exquisito chocolate caliente, ideal para recomponer fuerzas. La construcción se hizo con la ayuda de todos, donaciones del pueblo, aserraderos, y ferreterías. Incluso uno de los medios de elevación -casero y artesanal- fue confeccionado con un viejo tractor Hanomag. En lo más alto hay un T-bar –de 1000 metros de largo- que habilita una pista homologada por la Federación Internacional de Esquí. Pero desde el fin de este medio de elevación se puede seguir ascendiendo hasta un lugar único y peculiar, el “plateau”. Luego de dos horas de marcha - con tablas al hombro- se atraviesa una suerte de túnel de lenga achaparrada – llamada así porque esta especie, arriba de los 1000 metros, toma la forma de un arbusto- hasta llegar a un punto en el cual el paisaje cambia abruptamente. Ante la mirada atónita surge una inmensa plataforma de 500 hectáreas desde donde se puede contemplar la blanca –y por momentos abrumadora- inmensidad. A lo lejos se divisan la cumbre y dos glaciares eternos que, sin dudas, completan un espectáculo increíble. La caminata y el esfuerzo para llegar a este lugar bien valen la pena. Además de practicar esquí alpino, de fondo –entre los frondosos bosques-, fuera de pista y snowboard, este familiar centro es un lugar ideal para que grandes y chicos pasen una entretenida tarde deslizándose en el gran colchón blanco que sirve como pista de trineos en el Parque de Nieve -ubicado en la base junto a una pista y un medio de elevación para principiantes-.


Pioneros, nativos y recién llegados

“[…] Pocos lugares podrán, sin convertirse en ciudades monstruosas,

tener en su seno una sociedad tan ecléctica, tan polifacética,

tan armónica en su desarmonía, tan solitaria en su convivencia,

tan solidaria y crítica […]”.*

El crisol de gente que existe en El Bolsón es el resultado de las diferentes y sucesivas oleadas migratorias que fue recibiendo a lo largo del tiempo. El valle fue explorado por primera vez en 1620 por el capitán español Juan Fernández, quien buscaba la mítica Ciudad de los Césares, un lugar donde, supuestamente, abundaba el oro y la plata y sus habitantes vivían en una total opulencia. Luego, los tehuelches transitaron el área hasta fines del siglo XIX, cuando la Conquista del Desierto -emprendida por el Gral. Roca y cuyo fin era ampliar las fronteras- terminó aniquilando y capturando a miles de indígenas. En este valle el cacique Foyel y su tribu fueron expulsados y, a partir de entonces, comenzaron a radicarse agricultores y arrieros chilenos que cruzaban la cordillera en busca de buenos pastos para sus animales. Además del ganado trajeron las primeras plantas exóticas, su estilo para construir -en el que se destacaba el uso de las artesanales tejuelas de madera- sus creencias, mitos y leyendas.

En la actualidad es una sociedad bastante singular, conformada por artesanos, productores, artistas, campesinos y prestadores de servicios -muchos de ellos descendientes y provenientes de todas partes del mundo- que decidieron escribir su historia en la paz y la quietud que emana este lugar.

Según Juan Domingo Matamala –un polifacético NYC (nacido y criado) de El Bolsón que trabaja y ha escrito mucho para rescatar la memoria, sobre todo oral, de esta localidad- El Bolsón es “un país de solitarios que buscan soledad y silencio, paz y participación comunitaria. […] Sin embargo hay algo que los nuclea, los reúne, ya que finalmente todos concluyen conviviendo con sus propias miserias o sus enormes sueños en el espigado valle que corre de Norte a Sur custodiado por el impresionante Cerro Piltriquitrón […]”. Y finalmente, concluye “[…] El Bolsón es un país dentro de un país […]”. Y en cierta manera lo fue con su intento fallido de liberación cuando se declaró “La República Independiente del Bolsón”. Las fechas varían pero lo cierto es que este hecho ocurrió en la década de 1910 y el presidente electo fue nada menos que Otto Tip.

Este alemán -llegado de Chile alrededor de 1890- fue el primero en sembrar lúpulo y, respondiendo a su país de origen, comenzó a fabricar cerveza. Según dicen, este alegre hombre que preparaba la espumante y sabrosa bebida izaba una bandera blanca avisando a los pobladores que podían acercarse a beber. La reunión se extendía a lo largo de tres días, había concursos de todo tipo y el viejo Tip tocaba canciones con un órgano de época, realmente una fiesta. El motivo de fundar esta fugaz república era la sensación de desamparo que aun sentían los pobladores a pesar de que en el año 1902 se habían fijado los límites con Chile y, finalmente, este remoto confín del mundo, había pasado a ser argentino. Sin embargo, sus habitantes se sentían solos y sin una identidad definida ya que la mayoría eran chilenos e inmigrantes y los actos de vandalismo eran moneda corriente. Finalmente, en una de las tantas noches de borrachera, se declararon risueñamente independientes y lo que empezó como una simple broma terminó siendo algo más serio. Varias son las versiones que circulan pero lo cierto es que el nuevo país sólo funcionó un par de meses y fue disuelto antes de que llegaran las fuerzas del orden enviadas por el gobierno central alertado ante tal situación.

En 1926 se fundó la primera Comisión de Fomento pero recién en la década del ’30 el pueblo comenzó a organizarse, en especial con la llegada, en 1937, de otra oleada migratoria traída por el gobernador del entonces Territorio Nacional de Río Negro, Adalberto T. Pagano. Su gestión se caracterizó por hacer gran cantidad de obra pública y en el caso de El Bolsón –según dicen “la niña de sus ojos”- éste recibió un empuje fundamental con obras como la comisaría, el juzgado de paz, el correo, el hospital, escuelas y el precioso Hotel Piltriquitrón –donde actualmente funcionan restaurantes-. Y en muestra de agradecimiento, la mítica plaza principal -con lago artificial incluído- lleva su nombre. En cuanto a la presencia de argentinos –en general provenientes de Buenos Aires- ésta recién comenzó a notarse cuando el Estado Nacional decidió instalar oficinas públicas relacionadas con la seguridad, la educación y la salud.

Mitos y Realidad

El tiempo siguió su curso hasta que una filosofía totalmente desconocida arribó a la comarca. Por destino o por azar El Bolsón se convirtió en una suerte de Tierra Prometida en los ’70 a la cual comenzaron a arribar, provenientes de grandes centros urbanos, los denominados hippies. El primer grupo llegó en 1969 y pertenecía al staff de “Hair" - una ópera rock sobre el hippismo de gran éxito mundial- que habían decidido llevar a la práctica lo que representaban en el escenario. Su padrino fue el polifacético artista y escritor Oscar Catania que, junto a su mujer, había llegado antes a El Bolsón y había llevado a cabo, sin saberlo y de manera natural, todo lo que se preconizaba en el ambiente. Primero llegaron tres, luego quince, después veinte jóvenes hasta formar, según Catania, “la famosa primera comunidad hippie de El Bolsón”. Si bien vivieron en comunidad y se dedicaron al trabajo artesanal, muchos pertenecían a familias adineradas y pretendían pasar un buen rato sin hacer demasiado esfuerzo y con la gran ayuda de algún giro postal o encomienda de Buenos Aires.

Como la comunidad no era estable y los jóvenes iban y venían, el infalible boca en boca fue construyendo el mito con la típica frase “Yo vivo en una comunidad de El Bolsón”. Sin embargo, más allá de los mitos lo cierto es que el encanto que emana este lugar es real y se convierte en un imán que atrae a la gente con una fuerza difícil de vencer. Y, quizás, visto desde los ojos de un NYC como Matamala, “[…] el sol, las montañas, el aire puro, la feria, la gente y sus historias, se instalan en el inconciente colectivo y todo marcha como un sueño perfectamente encarrilado […]”*.

* Juan Domingo Matamala, “El embrujo de El Bolsón”.


ADEMÁS ...

El Bosque Tallado

Este museo al aire libre se encuentra a 1400 msnm, en un bosque de lengas en el Cerro Piltriquitrón –el cual había quedado semidestruido a raíz de un incendio en 1978-. Varios años más tarde, el escultor Marcelo López estaba haciendo una caminata por esos senderos y tuvo la maravillosa idea de devolverle un poco de vida a todo ese bosque: tallaría y haría esculturas a partir de los troncos dañados. Pero no estuvo solo, para ello se convocó a los más destacados artistas locales y nacionales en un encuentro realizado en 1998. En el encuentro, y durante ocho días, se tallaron un total de 25 esculturas monumentales sobre troncos caídos y secos previamente trasladados con yunta de bueyes. Y así nació el bosque tallado y los encuentros se repitieron en 1999, 2003 y este año se esta organizando una nueva convocatoria para sumar ocho nuevas esculturas. El mismo se realizará entre el 7 y el 16 de diciembre próximos en el corazón del Piltri. En este santuario de arte y naturaleza se mezclarán formas figurativas y abstractas, trabajando la madera en su medio natural, el bosque.

EL BOLSÓN - Datos Útiles

Ubicación:El Bolsón está en el SO de Río Negro, sobre la RN 40 Sur (ex 258), totalmente asfaltada, casi a mitad de camino entre Bariloche -120 km al N- y Esquel -170 km al S-.

Cómo llegar: Aeropuertos cercanos: Bariloche –con más frecuencia de vuelos- y Esquel. En auto: El camino más corto desde Bs. As. (1760 km) es por la RN Nº 5, pasando por Santa Rosa. Desde Bariloche son 120 km por la RN Nº 258 hacia el sur hasta El Bolsón. Desde Esquel se toma la RN Nº 40 pasando por Epuyen y El Hoyo, pequeñas localidades cordilleranas en Chubut.
Otra opción es tomar la RP Nº 71 desde Esquel. Gran parte de la ruta es de ripio pero se atraviesa el espectacular Parque Nacional Los Alerces.


Actividades imperdibles: Mirador del Valle del río Azul, Cabeza del Indio y Cerro Amigo. Para los amantes del trekking: algún refugio de montaña, el más famoso es el Cajón del Azul -con sus espectaculares pozones color turquesa hasta llegar a la parte más angosta y espectacular del río- que se puede visitar todo el año. Son entre 3 y 4 horas de caminata, de dificultad media. Y para los apasionados de la pesca se puede ir a Lago Puelo (sobre todo al límite con Chile) y Cholila con su espectacular cuenca hidrográfica.

No se puede dejar Bolsón sin haber hecho estas tres cosas: visitar una fábrica de cerveza artesanal y una dulcería y probar los exquisitos helados artesanales hechos los productos más frescos y característicos de la zona.

Alojamiento: Variado y bueno: hoteles, cabañas, albergues y la posibilidad de alojarse en establecimientos rurales y participar en actividades de campo.

Información: Secretaría de Turismo de El Bolsón: http://www.elbolson.gov.ar/

CERRO PERITO MORENO - Datos Útiles

Cuándo ir: El Parque de Nieve está abierto todos los días de 10 a 17.30 hs -siempre que la nieve sea suficiente-. Los medios de las pistas superiores se habilitan los fines de semana.

Cómo llegar: 25 km por camino de ripio por el Circuito de Mallín Ahogado. Sólo se accede con vehículo particular. En temporada (y dependiendo de la demanda) hay servicio de van con algunos operadores turísticos.

Precios estimativos: Pase diario en pistas superiores $30; pase diario en pista inicial $12; alquiler trineos $5 la hora; alquiler tablas, botas y bastones $30; tabla snowboard $50; alquiler ropa $12 (menos guantes); clases particulares esquí: entre $35 y $45 la hora (por persona).

Informes: Antes de ir consultar en el C.A.P.: (02944) 492600, capiltriquitron@elbolson.com

Refugio: Noche de alojamiento, por persona, llevando bolsa de dormir $25; con ropa de cama y desayuno incluido $40. Los fines de semana conviene reservar antes llamando al refugio: (02944) 483 433.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

No hay explicación y tampoco la busco, solo me siento completo cuando estoy en la patagonia. Con la excusa del descanso de verano paso los dias mas vitales del año en la Comarca. Es la felicidad de sentirse lejos de todo. Y si bien nunca duda que mi destino está ligado al lugar este último tiempo el espiritu esta dando puntadas muy fuertes para que pegue el salto.
Agradable encontrar un sitio que descubre su vida cuando el sol no se disfruta tantas horas al día. Quiero ir para quedarme, y realmente a aun con internet se dificulta, pero no amedrenta, el averiguar y encontrar referencias acerca de lo que se puede hacer, en que se puede invertir, como se vive en el invierno.

Quizas esa dificultad que la torna un tanto inaccesible convierta al lugar en algo tan especial.

Saludos desde Buenos Aires.