Esta rosa arbustiva, oriunda de Europa Central (Polonia, Balcanes, Hungría, Rusia y El Cáucaso) es vista en la Patagonia de dos maneras. Por un lado es un recurso natural proveedor de materia prima para la fabricación de numerosos productos industriales y artesanales. Pero, por el otro, al ocupar agresivamente terrenos aptos para la actividad agrícola y ganadera también se la visualiza como una plaga. Sin embargo, lo cierto es que se ha difundido tan ampliamente en toda la región andino-patagónica que ya forma parte del paisaje.
Al llegar el mes de diciembre los mosquetales florecidos se llenan de pintitas de color rosa
que decoran los costados de los caminos.
Luego, al fin del verano y cuando la flor se seca aparece un fruto pequeño
de intenso color naranja o escarlata y la decoración de los caminos
cambia notablemente y se pone al rojo vivo.
Existen algunas referencias que sostienen que esta especie llegó a nuestro país desde Chile, donde había sido introducida por los conquistadores.
Éstos la utilizaban por su efecto antiescorbútico
ya que el nivel de vitamina C
es muy superior al de los cítricos.
De hecho, y por la misma razón, en los países nórdicos
es un producto altamente consumido.
Los animales –en especial vacunos y equinos- son quienes difunden la planta ya que la utilizan como fuente forrajera y de ese modo la rosa mosqueta invade tierras de aptitud agrícola sin cultivar. El único factor que frena su avance es la falta de luz solar ya que en bosques desarrollados su presencia es prácticamente nula. La rosa mosqueta se encuentra en abundante cantidad en los parques nacionales Lanín, Nahuel Huapi, Los Alerces y Puelo. Prácticamente todos los hogares que habitan en la cordillera –y los turistas que por allí pasan- son consumidores de algún producto derivado de la rosa mosqueta: dulce, té, aceite y cosméticos en general.
El famoso aceite de rosa mosqueta se extrae de las semillas y es muy usado en la industria cosmética. Con él se preparan cremas, ungüentos y pomadas para cicatrizar heridas, borrar estrías, eliminar arrugas y atenuar o eliminar manchas de la piel gracias a sus propiedades regenerativas en tejidos dañados. El té es muy rico en vitamina C -en abundancia en la planta-, ayuda a mantener el sistema inmunológico estable y contribuye al mejoramiento del ánimo. Algunos lo utilizan para lavar la piel -tanto del rostro como del cuerpo- y para ello se prepara té en abundancia y se lo guarda en botellas de vidrio durante no más de siete días. El dulce se hace con los frutos pero aquellos que no son cosechados, una vez maduros caen al suelo, se descomponen lentamente y dejan en libertad numerosas semillas que facilitan la propagación de la especie. Además estas plantas resultan un refugio ideal para roedores debido a la protección que ofrece y a la cantidad de frutos y semillas que sirven de alimento y que están en la base de la misma. La cosecha se hace en forma manual con guantes y un pequeño rastrillo.
Los frutos se van desprendiendo y caen sobre lonas extendidas previamente en las bases de las plantas para luego ser recogidos.
3 comentarios:
Mmmmmm... qué rico el dulce de rosa mosqueta con pan casero!!!!! esos son recuerdos que quedan cuando uno va al sur!
aja ja!! eh? qué tímidos que somos todos (ahora que veo el contador)
todos entramos pero nadie comenta! eh? ya está! estamos descubiertos!
besotes!
anita.
je je tal cual! con el "escrache numero de visitas" sabemos que "anónimos" ven el blog y bueh la gente es tímida. valientes como vos, Dani y Elena siempre andan escribiendo algo. SE AGRADECE!
besos
marian!
hola!!
la verdad estoy del lado de los q odion las rosa mosqueta porq aca en el parque nacional los alerces esta haciendo estragos. es una pena ver como arboles nativos quedan atrapados debajo de esas platas inmensas y llenas de espinas. tambien he visto como senderos muy lindos dentro de los bosques dificlimente se pueden recorrer sin pincharse. la verdad que lamento que esta planta alla llegado hasta aca. un besooooooo
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