Milanesa rutera

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De Bahía Blanca a Buenos Aires salimos con lluvia y como el tiempo estaba tan feo ni ganas de parar a comprar fiambre. Churu dijo: "en el camino nos comemos un vaciopan! (léase un sandwich de vacío)". Era un buen plan!

Pasaron los kilómetros, llegó la hora del almuerzo y nada a la vista. Habíamos pasado Coronel Pringles y ningún parador abierto. El sueño de la carnecita a la parrilla se esfumaba hasta que apareció La ilusión, tal el nombre de este lindo parador perdido en el tiempo.

Entré a preguntar qué había para comer ya que era medio tarde. Había un solo cliente, un camionero mirando un programa de chismes en la tele.

El resto vacío y mientras esperaba que me atendieran iba mirando los detalles del lugar. Mostradores añejos, artículos de campo aún más antiguos, un pingüino para el vino y muchas cosas más.
Vino un chico joven a atender y me ofreció lechones y más lechones pero no me tentó hasta que me dijo: "si me esperás un ratito salen empanadas de carne fritas y si me esperás un ratito más sandwich de milanesa". Listo! me convenció y lo llamé a Churu.

Mientras esperábamos la comida exploramos el exterior, la linda arboleda y la vieja bomba de agua.

Hacía mucho tiempo que no ruteaba en auto por Argentina. No me había dado cuenta pero hacía años que no lo hacía, sí en micro pero no en auto y parando donde uno quiere y viendo las cosas más cerca de la ruta y no desde lo alto del micro. Y me gustó, me trasladó un poco al pasado porque, para mi sorpresa, muchos lugares siguen estando tal cual los recuerdo de niña. Una manito de pintura no vendría mal como dice el Churu pero a mí me gusta ese aire de antaño que aún se respira. Me hace pensar que hay lugares en este mundo que, por suerte, no van tan rápido.
Esta emotiva introducción es para contarles el FLOR de sandwich de milanesa y las empanadas de carne fritas que nos comimos en la ruta!
Era para compartir, medía 5 mignones juntos y venía completo con jamón, queso, lechuga y tomate.

Y acá la parejita de empanadas ... si serán lindas!

El repulgue era perfecto!

Cuando la mordías largaba ese jugito tan rico que no puede faltar en la mejor empanada y el color de la yema del huevo era bieeeen amarillo (como de huevo casero).

Y lo mejor fue cuando Remo, el dueño nos preguntó si estaba todo bien, si andábamos viajando y ... si teníamos Facebook!!! Dijimos que sí y nos pidió permiso para sacar una foto ya que retratan a todos los viajeros que pasan por allí. Qué tal?

Nos contó que él venía de niño con su abuelo cuando pasaban camino a una laguna que había allí cerca. Su abuelo siempre paraba aquí porque los lechones eran famosos. Y hace dos años surgió la posibilidad de comprarlo y allí se instaló con su mujer detrás del negocio.

Lindo lugar, linda historia.
Y cuando nos fuimos, su dueño Remo, nos vendió un buen chorizo seco.

Cuál es tu parador de ruta preferido y cuál es su especialidad?

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