Huertas en departamentos


Esto salió publicado el sábado 19/07 en el diario Crítica de la Argentina.

Alguien tiene huerta en balcón o patio?
Rinde?



El boom de la huerta doméstica: ante el aumento de frutas y verduras la clase media urbana cultiva en casa

Setenta balcones y

una coliflor en la maceta

La mitad de las consultas que recibe el INTA provienen de ese sector de la población.Desde el plan Pro Huerta señalan que es posible tener lechugas en tres semanas y plantar aromáticas en envases de telgopor.

La historia de la semillita empieza así. Una persona va a la verdulería y pregunta cuánto cuesta el kilo de tomates. El verdulero le responde que seis pesos. La persona se indigna y dice que ese precio es un delirio. El verdulero le echa la culpa al Mercado Central, a los Kirchner, a De Angeli y al calentamiento global. Finalmente, la persona se va sin comprar nada y tiene dos tipos de pensamiento a la vez: uno destructivo (“metete el tomate en el orto”) y otro constructivo (“elaboraré mi propia huerta”). Aunque con algunas variaciones menores, son este tipo de situaciones las que últimamente llevan a la clase media urbana a cultivar sus propias verduras en el patiecito o el balcón de su casa: la mitad de las consultas que recibe el INTA provienen de ese sector de la población; una tendencia que empezó con el cambio de siglo –cuando el ecologismo cool llevó a bandadas de individuos a entrar en contacto con la Madre Tierra– y que se resignificó drásticamente en los últimos seis meses, cuando la estampida de valores de la canasta familiar transformó a las frutas y verduras en el más impensado producto aspiracional. Soñando con la ensalada propia, entonces, los porteños compran cada vez más semillas. “En lo que va del año, la consulta de gente que quiere armar la huerta en el balcón creció por lo menos un 50%”, asegura Julieta Bulla, secretaria de Coordinación de Pro Huerta, un programa que depende del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Ministerio de Desarrollo Social. El Pro Huerta capacita a la población para que pueda obtener, por la vía agrícola, los alimentos que no puede pagar. Si bien este programa está destinado a escuelas, instituciones y familias que están debajo de la línea de pobreza (siempre y cuando cumplan con una serie de requisitos), la novedad es que ahora la población urbana de ingresos medios ahora también llama al INTA para pedir información, preguntar por cursos y averiguar dónde puede comprar una bolsa de semillas (las venden a diez pesos y traen de todo). “Cuando llaman, les explicamos que en un balcón no se puede tener un gallinero, pero sí se puede cultivar aromáticas, acelga, zapallo, zapallito, tomate, apio, perejil, albahaca, radicheta, ajíes, maíz y hasta porotos –enumera Bulla–. Los frutos de más larga duración, como las calabazas y el zapallito, tardan en madurar unos cinco meses. Pero las verduras de hoja pueden comerse en tres semanas”. El programa Pro Huerta tiene ya 450 mil granjas orgánicas funcionando en el país, y logra que haya más de tres millones de personas con el alimento asegurado. La palabra “granja” no implica grandes extensiones de tierra: con cien metros cuadrados es posible alimentar a seis personas. Con la producción de su terreno, por ejemplo, Rubén Soldano surte íntegramente a su familia y a los vecinos pobres de Escobar. La superficie de Soldano es grande (2.500 metros cuadrados) y le permite también sacar plantines que luego vende en La Flor de Escobar, el vivero que tiene en el barrio de Floresta. “La gente viene y me dice: ‘No me banco pagar cuatro mangos por un atado de radicheta’, cuenta. Entonces le doy un sobrecito de semillas por tres pesos y en tres semanas tiene radicheta lista para comer. A los que no tienen paciencia ni para eso, les doy para que se lleven directamente un plantín.” VERDURA EN TELGOPOR. Aunque por otros motivos (más ambientalistas y menos económicos) la agricultura de balcón está calando hondo también en el resto del mundo. El Rooftop Garden Project es una iniciativa canadiense que busca, a través de videos, charlas e instructivos, enseñar a la gente a cultivar comida en macetas y canteros. Por su parte, el proyecto Container Gardening, creado por el científico Willem van Cotthem, enseña distintas formas de producir vegetales usando botellas descartables como macetas. “Conozco personas que plantan la verdura en el envase de telgopor del helado” cuenta Viviana Bernhardt, técnica en Jardinería y Floricultura, una carrera que se cursa en la Universidad de Buenos Aires. Para Bernhardt, el factor económico no es el único que mueve la agricultura urbana en la Argentina. “En las ciudades el ritmo de vida es tan veloz que hay una necesidad de disponibilidad inmediata de los alimentos –advierte–. Hay gente que trabaja todo el día y ve el ritual de los mandados como una pérdida de tiempo. En cambio, si tienen verduras en el balcón el proceso se hace más rápido.” A veces ni siquiera hace falta un balcón. “Con tener una ventana ya es suficiente”, advierte la jardinera y horticultora Claudia Herr, quien da cursos sobre cómo armar la huerta en un departamento. En su propio living, Herr cultiva plantas aromáticas y algunas verduras de hoja. ¿Le cambia la economía? Herr responde que no. “Autoabastecerte, con un solo balcón, es bastante complicado”, explica, y agrega que mucha gente hace los cursos de un modo puramente terapéutico. Plantar un vegetal sirve, por encima de cualquier uso gastronómico, para descargar tensiones. Y para fantasear con decirle al verdulero, finalmente, que puede meterse el tomate en el culo.

Fuente: http://www.criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=8313

1 comentarios:

Anónimo dijo...

el año pasado implementé lo de la huerta en el depto... una huerta "unitemática"... me traje unas semillitas de lo de mi abuela y durante un tiempo me "autoabastecí" de...
... perejil!!!!
jajajjaaaaaaaaaaa!!!!!!!!
más besos!!!
Dani